Diario 16-7-08
Hoy, tengo que manejar a Liberty, en donde crecía. La ciudad es pequeña y rural, pero, cuando era niña, parecía grande y llena de misterios (pues, a menos, plantas extrañas). Crecía en una cabaña que fue construida por los tios, padres, y el abuelo. Me recuerdo el día cuando terminaron los escalones. Antes de que mi abuelo haya clavado el último escalón, nos pidó que escribiéramos consejos o cualquiera cosa que nos gustaría dejar para la gente del futuro, que vivirían en nuestra casa (o, en aquel tiempo, su casa). Aun en este momento, sabía que las palabras del abuelo contenían poder, de que, todavía no sé, pero, aun ahora, me recuerdo el acelerando en la sangre y corazón, y, especialmente, el sentimiento que todo sería perdido por el movimiento de tiempo.
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