Cuando era una niña, mi padre siempre me decía, "Hestia, es importante a cuidarlo a tu hermano." Nunca entendía por que era tan importante. Mi hermano era listo, inteligente, guapo, y tenía éxito con sus esfuerzos: jugar con sus transformadores y dinosaurios plásticos. En realidad, nunca lo cuidaba. Pensaba que él podía jugar y tener éxito sin ayuda. Adicionalmente, tenía mis problemas y deseos propios que eran diferentes que los suyos. Además, quería jugar sola y sin él: él era un gran pesado.
Un día, en septiembre, no pude encontrar a mi hermano. Llamé, "¿Zeus, Zeus, donde éstas?": él no me respondió. Llamé otra vez, "Zeus, Zeus: no estoy enfadada contigo." Pero, todavía, él no me respondió. Traté otra vez, "Zeus, Zeus, ahora, me enfada. Voy a decir a mamá que tú no vas a regresar conmigo a casa." Otra vez, él no me respondío.
No sabía donde tú estaba, y llegué a estar asustada.
Lo busqué por tres horas (más o menos). Entonces, de repente, cuando estaba buscandolo, oí mi hermano: él estaba jugando con un oso, con un oso que tenía tres oseznos. No sabía qué hacer. Tenía miedo. Que ocurrirá si asustaba el oso. Estaba nerviosa.
Aunque, de repente, mi hermano apretó un botón en cada oso y los paró. No pude creer lo que había ocurrido. Mi hermano había creado y construido una gran ciudad de los animals robóticos.
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